6° domingo de Pascua, Rogate

Que el Señor tenga compasión y nos bendiga, que nos mire con buenos ojos, para que todas las naciones de la tierra conozcan su voluntad y salvación.
Oh Dios, que te alaben los pueblos; ¡que todos los pueblos te alaben!

Salmo 67,2-4

Dicen los que saben (no es mi caso) que las aguas del Mar Muerto son tan espesas que nadie se podría hundir en ellas. Es cuatro veces más pesada que el agua del océano. Llena de minerales. El tema es que llegan ríos al mar, como el Jordán, pero no salen ríos que puedan distribuir esos minerales. Tanta es la densidad que la parte sur del Mar Muerto ya quedó totalmente seca.
Me quedé pensando en esta imagen: ¿Cuántas bendiciones recibimos de Dios, y que le damos a cambio? ¿Somos agradecidos para con él? ¿Respondemos como él espera que lo hagamos?
En este salmo, el salmista nos habla de las bendiciones recibidas de Dios. No es que él por ser Dios esté obligado a bendecirnos.
En el pasado, cuando alguien llegaba ante el trono del rey con el fin de solicitar algún favor, luego de dar a conocer al rey el pedido, el solicitante miraba atentamente el rostro del rey. Si el rey se sonreía, significaba que el favor solicitado era concedido. El solicitante entonces podía decir con propiedad que el rey había hecho resplandecer su rostro sobre él. Si el rey no se sonreía, entonces, significaba que el favor solicitado había sido negado. El solicitante en este caso, quizá contaba a sus amigos con tristeza que el rey no había hecho resplandecer su rostro sobre él.
El salmista espera que Dios mire con buenos ojos a su pueblo… Y nosotros esperamos lo mismo.
Ahora queda la pregunta: ¿Sonreirá Dios ante nuestras acciones, o no? ¿Le correspondemos a las bendiciones que él nos da, bendiciendo a otros, multiplicando las bendiciones recibidas?
No seamos como el Mar Muerto. Es decir, que nos guardemos para nosotros lo que recibimos de Dios. Dios nos bendice para que su nombre sea conocido en la tierra y todo el mundo logre conocer su amor. Y así poder dar mucho fruto.

Pablo Münter

Salmo 67; Hechos 16,9-15; Apocalipsis 21,10.22-22,5; Juan 14,23-29 Agenda Evangélica: Salmo 95,1-7a; Éxodo 32,7-14; 1 Timoteo 2,1-6a; Lucas 11,1-4(5-13) (P)

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