10º domingo después de Pentecostés, 19º en el año
Entonces los que estaban en la barca se pusieron de rodillas delante de Jesús, y le dijeron: “En realidad tú eres el Hijo de Dios.”
Mateo 14,33
¡Ver para creer! Nunca más pertinente esta frase popular. Los discípulos presenciaron lo que Jesús había hecho: caminar sobre las aguas. Y Pedro también, pero al dudar, comenzó a hundirse.

Dudar es humano. Nosotros, como Pedro, en infinidad de ocasiones, ponemos en duda las señales que recibimos, los mensajes, las enseñanzas de vida. Nos volvemos desconfiados, necesitamos hechos concretos: tocar, ver, oír. Cada vez menos tenemos “corazonadas” (pálpitos, presentimientos). Nuestro raciocinio nos impide percibir lo que va a ocurrir.

Una vez más, Jesús reprochó la falta de fe de Pedro, como ya lo había hecho con Tomás. Si alguien tiene dudas sobre algo, solemos decir que “lo vimos con nuestros propios ojos” para darle un halo de credibilidad al hecho en
cuestión.

Sin embargo, en épocas de tecnología avanzada, se está socavando esta certeza: Photoshop, evidencias materiales digitalmente
creadas o alteradas, programas de voces con efectos, etc. ¡Volvamos a creer sin tantos artilugios! ¡Demostremos nuestra fe con humidad y sencillez de corazón! Hagamos posible el “creer para ver”.

Yo sé que sé, pero no entiendo, yo sé que busco, y sin embargo estoy desnudo en medio de un misterio. ¡Sí, Señor! ¡Sí, Señor! Tan solo quiero confiar en tu palabra. (Cancionero Abierto Nº 17)

Sandra Cirulli de Faber

Salmo 85,8-13; 1 Reyes 19,9-18; Romanos 10,5-15; Mateo 14,22-33
Agenda Evangélica: Salmo 63,2-9; Mateo 13,44-46; Filipenses 3(4b-6)7-14;
(P) Jeremías 1,4-10

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