Alégrate mucho, tierra, y no tengas miedo, porque el Señor va a hacer grandes cosas.

Joel 2, 21

Llegamos al cuarto día de reflexión de la mano de Joel. Pudimos observar los cambios de los textos, los cambios en las expresiones del profeta y en su descripción de Dios.

Joel una vez más nos trae un mensaje de Dios, es él mismo quien se dirige a nosotros y nos habla, nos promete cosas grandes, nos promete cosas esenciales para que podamos vivir en esa tierra que es creación suya, al igual que nosotros y que él nos regala como hábitat. El Señor, de este modo, demuestra que cuida a todo lo que ha creado, lo ama y lo protege.

El Señor es el que alegra el corazón de toda su Creación, brindándole lo necesario en el tiempo justo, para que todo cuanto existe pueda florecer y pueda dar sus frutos, los frutos necesarios para alimentar el cuerpo y el alma.

Es el Señor, Creador y dador de todo, es quien quiere que toda la tierra se alegre, y que no tenga miedo. Que sea libre. Él, que es todo amor, paciente y compasivo, en su bondad y ternura muestra que ama todo lo que ha creado y que el día de la salvación y la liberación, el día del Señor, será para toda la Creación.

Una vez más, el profeta nos exhorta con sus palabras, nos llama y nos pide que pongamos atención para que podamos darnos cuenta que somos parte de algo mayor, que somos parte del plan de Dios, que somos parte de su amor, pero que no nos olvidemos que no somos los únicos receptores. Dios ama su Creación, porque todo lo creó él, y vio que era bueno.

Karla Steilmann

Joel 2,18-21

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