Pero Jesús les contestó: “Denles ustedes de comer…”

Marcos 6,37

Este texto nos narra uno de los milagros de Jesús: la alimentación a una multitud. Y creo que nos deja varias enseñanzas. Ante la pregunta de los discípulos sobre qué hacer con la gente que estaba allí y tenía hambre, Jesús les pide lo mismo que espera de nosotros hoy: Denles ustedes de comer. Como diciendo: no se desentiendan del problema, hagan algo, no sean indiferentes frente a la necesidad del prójimo. Otro detalle, es que Jesús realiza el milagro sobre los alimentos que algunos llevaban consigo (dos peces y cinco panes puede ser en sentido metafórico). Al compartirlo, se multiplica, alcanza para todos y sobra comida, como ocurre por ejemplo cuando nos juntamos a comer a la canasta luego de un culto o devocional. Compartiendo siempre alcanza y sobra.

Aunque no está en nuestras manos ni tengamos los medios para terminar con el hambre en el mundo, sí podemos hacer algo para ayudar en nuestro pequeño universo, nuestro entorno más cercano. Miremos un poco más a nuestro alrededor, en nuestra congregación, comunidad o barrio. Si compartimos con el prójimo, habrá menos personas que pasen necesidades y sufrimiento, aliviaremos las cargas y podrán estar un poco mejor. Esto no solo se aplica a las necesidades materiales, también a las espirituales. Podemos orar por el otro, interesarnos por sus problemas, ayudarlo y acompañarlo, ya sea dando una palabra de aliento, brindando afecto, escuchándolo y comprendiendo sus distintas realidades, valorando a todos y no excluyéndolos. Esto es lo que Dios quiere, que amemos al prójimo como a nosotros mismos. Amén.

Iris Bender

Marcos 6,30-44

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