Y sucedió que el Señor de los ejércitos no los escuchó cuando ellos clamaron, del mismo modo que ellos no lo escucharon cuando el clamó.

Zacarías 7,13 (RVC)

Desearíamos que lo escrito aquí no siempre fuera así. Quisiéramos que Dios siempre escuche nuestro clamor. Pero, si a nosotros, como padres, nos duele la desobediencia de nuestros hijos, también a Dios le sucede lo mismo con su pueblo. Porque así como nosotros amamos a nuestros hijos y no queremos que se hagan daño, así Dios ama a su pueblo y no quiere que sufra a causa de la desobediencia.

Eso sucedió con Israel, Dios envió a sus profetas y ellos no hicieron caso y fueron llevados al cautiverio babilónico, y ahora Dios les hace mirar hacia atrás para que vean el fruto de la desobediencia.
De nada sirve el ritualismo si no hay un corazón que agrade a Dios.

Tampoco un dogmatismo como el de la sola de la Reforma “Sola Fide” que encubiertamente se transforma en una “Indulgencia Protestante”.

Este texto nos invita a reflexionar y a examinarnos a nosotros mismos en cuanto a nuestra fe y obediencia como Iglesia.
En una sociedad en donde está instalado que lo importante es “el aquí y el ahora”, Dios te invita a que al igual que el pueblo de Israel, mires hacia el pasado para poder aprender de los errores, potenciar los aciertos y de esta forma proyectar el futuro.

Culmino la reflexión con un pensamiento del estadista y ex primer ministro británico Winston Churchill: “Mientras más miremos hacia atrás, más lejos podremos mirar hacia delante”.
Señor: Dame de tu Espíritu para serte fiel y obediente. Amén.

Omar Darío Dalinger

Zacarías 7,1-14

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