Kirsten Potz entregó al sínodo una cruz hecha con restos de botes naufragados

 

La Pastora Kirsten Potz entregando la cruz simbólica al Sínodo de la IERP, a través de la cual reflexionó sobre la «justicia y la paz». Foto: Eugenio Albrecht

GENERAL RAMIREZ / Argentina | IERPcomunica – La representante de la Iglesia Evangélica de Westfalia, la pastora Kirsten Potz, saludó este jueves 11 de octubre al sínodo de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y dejó como regalo una cruz elaborada con restos de madera de embarcaciones de refugiados que anhelaban llegar a Europa en la búsqueda de una vida más digna. Además, trajo los saludos de su iglesia y en particular de su Presidente, la Präses Annete Kurschus, el Dr. Ulrich Moeller, referente del Departamento de Misión y Ecumenismo y Annette Muhr-Nelson, jefa del Instituto de Misión, Ecumenismo y Responsabilidad para el Mundo (MÖWe). Al referirse al tema del sínodo de la IERP, señaló que «responde al llamamiento del Consejo Mundial de Iglesias de Busan, hace 5 años, que invitó a todas las iglesias a una peregrinación de justicia y paz».

Luego hizo un análisis sobre la situación actual del mundo,  haciendo referencia a las grandes crisis, los desplazamientos migratorios, el rebrote de expresiones de odio y de violencia hacia los inmigrantes y refugiados, entre otras cosas, Potz hizo hincapié en varios tramos de su saludo en la necesidad de comprender que más allá de que a todos los seres humanos les gusta tener tiempos de progreso, para que eso suceda plenamente, se hace imprescindible ver a los demás en su debilidad y sufrimiento.

«Nos sentimos orgullosos de la democracia en Europa, pero cada uno y cada una tiene que realizarla  a través de su habla y su actitud… las iglesias hacen todo lo posible, implementan proyectos, publican declaraciones, pero las comunidades son un espejo de toda la sociedad en lo bueno y en lo malo», señaló y profundizó respecto del tema del sínodo«sea en el Cono Sur, en Alemania, en Palestina, en Siria, o en Congo, en todos lados no deseamos más que esto, que haya justicia y paz» y destacó todavía tres aspectos que cita el Consejo Mundial de Iglesias para la búsqueda de la paz: «celebrar los dones, visitar los heridos y transformar las injusticias», puntualizando que se puede avanzar en el tema, si se profundiza y se combinan estos tres elementos.

Antes de finalizar, Potz dejó como regalo de su iglesia, lo que ella denominó «una cruz muy sencilla, que no está hecha perfectamente». Se trata de una cruz que proviene de Italia, fabricada con restos de botes de refugiados que naufragaron, sobre los que señaló, «muchos llegaron, pero muchos se ahogaron en el mar en el intento», refiriendo que solo entre enero y agosto de este año murieron mil quinientas personas en esas condiciones: «habían dejado sus pagos por terror, guerra, hambre, violencia… para buscar justicia y paz, creyendo que otra vida es posible en Europa». Finalizó con las palabras bíblicas de la declaración del CMI en Busan: «somos una comunidad en movimiento, una comunidad de peregrinos, juntos caminamos hacia la vida en toda su plenitud. Oramos por que Dios nos guíe e inspire, de forma que nuestra peregrinación nos abra a los unos y los otros por medio de una linda reacción creativa y dinámica a favor de la justicia. Dios de vida condúcenos hacia instrumentos de tu justicia y tu paz».

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