Aquel hombre entró en la ciudad y dio la noticia; en seguida todos sus habitantes comenzaron a gritar.

1 Samuel 4,13

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“Soldado que huye, sirve para otra batalla” dice un refrán muy conocido. En la historia de hoy, un soldado logra escapar del campo de batalla y corre a llevar las malas noticias a Elí y a todo Israel.

Los filisteos habían derrotado a los israelitas, y se habían quedado con el arca como trofeo.

Lo dramático de esta historia, no es sólo la gran derrota y la pérdida del arca, sino la tragedia que provoca esta mala noticia. Elí, que ya era grande, al escuchar la noticia, se cae hacia atrás, se golpea la nuca y muere. A su nuera, la mujer de Fineas, se le adelanta el parto y también muere.

Esto me hace reflexionar acerca de lo que generan las malas noticias. Actualmente los medios de comunicación están cargados de malas noticias, porque eso es lo que vende. Fuertes imágenes, y si hay sangre, mejor. Eso es lo que nos muestran. Es lo que miramos. Y sobre eso hablamos. Y esto afecta nuestro estado de ánimo. Nos hace pensar que

todo está mal, que no hay salida, que todo está perdido.

¿Qué pasaría si fuera al revés? ¿Qué pasaría si recibiéramos y compartiéramos buenas noticias?

Seguramente, todo sería distinto. No podemos negar que lo malo existe, pero sí podemos afirmar que Dios y su palabra siguen estando presentes en la historia de la humanidad, y continúan haciendo milagros. Eso es una muy buena noticia.

Gracias Señor, porque tú eres evangelio, eres buena nueva, eres buena noticia. Ayúdanos a conocer cada día más de tu buena noticia y compartirla con todos los demás. Amén.

Juan Dalinger

 

1 Samuel 4,12-22

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