La serpiente era el más astuto de los seres vivientes del campo que Él, Dios, había hecho. Ella le dijo a la mujer: ‘¿Así que Dios les dijo que no coman de ninguno de los árboles del jardín?’

Génesis 3,1

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Ahora el relato bíblico describe la tentación y transgresión humana original. Lo hace introduciendo súbitamente a un personaje singular, del que parte la pregunta tentadora que inaugura el “primer diálogo teológi-co” de la humanidad: “¿Así que Dios les dijo…?”.

Ese diálogo, que desencadenará el ingreso de la muerte en la crea-ción buena del buen Dios, no brota de una tercera realidad, numinosa, aparte de él; no se origina en un demiurgo o dios maligno, como ocurría con frecuencia en los mitos creacionales de otros pueblos, sino… ¡del encuentro entre la criatura humana y otra criatura hecha por Dios! Así el relato bíblico evita especular y justificar la realidad del pecado y del mal poniendo su origen fuera del mundo. En cambio, lo localiza como realidad que se manifiesta misteriosamente en ese encuentro entre cria-turas. Lo hace mediante un recurso literario que condensa experiencias históricas vividas concretas, realizadas por Israel en el mundo – como aquellas dadas por su coqueteo sinuoso con los imperios, motivado por la ambición irrefrenada de sus dirigentes, que arrastró a toda la nación a la ruina y al exilio, desparramando muerte por doquier.

¿Qué nos dirá este texto, en un tiempo en que los poderes financieros y militares que (des)ordenan el mundo global y localmente, buscan ex-tender su control absoluto al conjunto de la realidad, sin que les importe para ello transgredir toda clase de límites? ¿De qué nos advertirá, cuando el sistema de medios que está a su servicio, que ficciona la realidad me-diante su poder de manipular las emociones y pensamientos de las personas, los justifica y legitima para que se impongan sin ser cuestionados

– según su propio y perverso “conocimiento del bien y del mal”?

Pero, ¿Qué consecuencias tendrá, en una situación así, no ceder a la tentación “teológica” de la serpiente, que radica en hablar sobre “Dios” negando concretamente la palabra viva de Dios?

Daniel Beros

*NB: Los versículos citados resultan de una versión del propio autor basada en la traducción alemana de los textos bíblicos provista por Martin Buber y junto a Franz Rosenzweig, en: Die fünf Bücher der Weisung, Gütersloh, Gütersloher Verlagshaus/Deutsche Bibelgesellschaft (Tomo 1), 1954ss.

 

Génesis 3,1-13

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