Al regresar Jesús, toda la gente lo recibió gozosa porque todos lo esperaban.

Lucas 8,40

¿Lo percibís? En este versículo suena una melodía que tiene un aire a Love is in the air (Hay amor en el ambiente) de John Paul Young. Solo que esta melodía aquí podría llamarse “Hay Navidad en el ambiente.”

Hay Navidad en el ambiente porque toda la gente, los sanos y los enfermos, espera la llegada del médico que sana a los que tienen necesidad de ser sanados (Lucas 5,31). Hay Navidad en el ambiente porque los sanos y los enfermos reciben gozosos a quien ha de sanar entre las multitudes a la mujer que durante años padecía de hemorragia y salvar a la niña moribunda.

Hay Navidad en el ambiente porque todos esperan y reciben gozosos a Jesús, a pesar de que –o precisamente porque– no es un Papá Noel que da a todos por igual o que premia a los buenos y castiga a los malos. Hay Navidad en el ambiente porque no solamente se gozan aquellos cuya vida descendió a la fosa y cuyo llanto duró toda la noche (Salmo 30,3.5) sino también se gozan los que el salmista llama “fieles” (Salmo 30,4) en oposición a los “enemigos” (Salmo 30,1): mientras los enemigos se alegran por el lamento y el llanto, los fieles se gozan junto a aquellos cuyos lamentos son convertidos en danza y quienes son revestidos de alegría. (Salmo 30,11)

¿Percibes ahora esta melodía? A ti, que padeces, ¿no te parece un hermoso bálsamo? Y a ti, que no tienes necesidad del médico, ¿no te parece premio suficiente poder celebrar esta fiesta en la que todos pueden hoy estar?

Michael Nachtrab

Lucas 8,40-56

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