Pero ellos seguían gritando: “¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!”

Lucas 23,21 (BPD)

Asistimos compungidos cada año a este espectáculo, cada año volvemos a leer, hablar y sentir este momento de la Pasión para no olvidarnos de lo que como humanidad somos capaces de SER y de HACER.

La muerte de una persona por odio no nos moviliza. El odio nos ciega, no nos permite reconocer en el otro, un ser humano. El odio no entiende de razones. Saca lo peor de nosotros. Asistimos como a un espectáculo a femicidios, travesticidios, homicidios de odios por diferencias de religión u orientación sexual. Miramos por TV sentados en la comodidad de nuestro living. Le pasa a otro, no a mí.

No se trata de lo que le sucede a un otro. En la cruz, en la muerte, todos estamos incluidos. “Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias” (Isaías 53,4) nos pasa a ¡todos! Todos sufrimos. Somos parte de esa cruz. La muerte de Cristo, nos hace solidarios en el dolor. Cuando alguien sufre, todos sufrimos, todos padecemos. Cristo fue solidario con nuestra suerte, pues del mismo modo nosotros.

Señor, gracias te damos por tu solidaridad y por tu obstinación en asumir la cruz, la de ¡todos! ¡Bendita cruz que nos hace uno, en la misma suerte! Amén.

Sergio López

Lucas 23,13-25

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print