Si ustedes no creen, es porque no son de mis ovejas. Las que son mis ovejas, oyen mi voz; y yo las conozco, y ellas me siguen.

Juan 10,26-27

Dos de cuatro palabras claves en estos versículos son: “escuchar” y “seguir” y que nos permitirán “ser reconocidos” por Jesús como sus ovejas.
Escuché una vez un diálogo entre dos pastores que, discutían entre sí. Discutían acerca de cómo había que poner en práctica la palabra de Dios en un tema complicado. Como más o menos los conocía, puedo decir que ambos eran “buenas personas”, sin embargo la discusión parecía subirse de tono. Uno de ellos tenía una postura que llamaríamos “conservadora” y el otro una más “liberal”, con toda la inexactitud que estos dos términos puedan representar. Yo estaba seguro de que ambos amaban a Dios, creían en Jesucristo y discutían por aclarar sus diferencias tratando de ser lo más fieles a Jesucristo (según decía uno) y a la Biblia (afirmaba el otro). Quizás nosotros también hemos tenido este tipo de discusiones y esto no es algo nuevo, ha sucedido desde que Cristo vino al mundo, pues hay alguien que, por desgracia, quiere dividir a los creyentes.
Pero lo más importante a tener en cuenta en estos casos es que no se trata sólo de conocer o de saber mucho sobre la Biblia sino, más que nada, ser obediente a la palabra de Dios. Uno de los pastores exclamó casi como finalizando la discusión: “Tu postura es una postura como la de los fariseos, ellos conocían y citaban la Biblia al dedillo”. Y el otro pensando un poco contestó: “Claro, los seguidores de Jesús no eran los que sabían más de la Palabra de Dios, sino los que la obedecían”. Me quedó resonando esa palabra obediencia, o como en estos versículos: “escuchar y seguir”.

Enzo Pellini

Juan 10,22-30

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