No te ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí al oír el mensaje de ellos. Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste.

Juan 17,20-21

El evangelista Juan nos dice que Jesús oró por todos los creyentes, es decir, por todos aquellos que han de creer en su nombre. Con la llegada de Cristo ya no hay diferencia entre judíos y gentiles, es decir, todos formamos un solo pueblo, el pueblo de Dios. Como dice el apóstol Pablo en Romanos 10,12: “… pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan”.
Según los científicos, hace millones de años todos los continentes estaban unidos. Todos formaban un supercontinente. Los científicos le dieron el nombre de Pangea.
La Buena Noticia de Jesús se parece a la Pangea. ¿En qué sentido? En que todos formamos, como dijimos anteriormente, un solo pueblo en su nombre. Esta Buena Noticia se caracteriza principalmente por tres puntos: amor, aceptación y perdón. Jesús amaba a las personas tal como eran, las aceptaba desordenadas o perfectas como ellas pensaban que eran, y las perdonó, incluso cuando lo rechazaron y lo clavaron en una cruz. La Buena Noticia de Jesús es revolucionaria porque no se basa en lo que hacemos, tenemos, sentimos o vemos; sino que se basa en su gracia.
Miren que bueno es cuando los hermanos están juntos; porque el Señor ahí manda vida eterna y bendición. (Canto y Fe N° 98).

Emiliano Torres

Juan 17,20-26

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