Último domingo después de Epifanía, 9° en el año

“Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.” Pero Pedro no sabía lo que decía.

Lucas 9,33

Nuestro texto es parte de la experiencia que vivieron los discípulos en el cerro, cuando Jesús fue transfigurado. El aspecto de su rostro cambió y su ropa se volvió blanca y brillante.
En medio de aquella escena también dos legendarios personajes del Antiguo Testamento (Moisés y Elías) se hicieron presentes y hablaron con Jesús de su partida.
Para los discípulos (Pedro, Juan, Santiago) fue muy difícil entender aquella vivencia. Se debatían entre el sueño y el permanecer despiertos. Estaban confundidos, tenían miedo y Pedro no sabía lo que decía.
Sin embargo lo que Jesús pretende con esta metodología es fortalecer la fe de sus discípulos y que a través de esta visión, puedan experimentar la cercanía de Dios.
Porque en medio de la oscuridad, la incomprensión, la duda y el miedo, se escucha la voz de Dios: “Este es mi hijo, mi elegido. Escúchenlo”.
Y este es el camino de la fe. También para nosotros.
El camino de la fe no siempre es el camino de la comodidad, de la seguridad y del bienestar. Fue un error lo de Pedro. Quiso quedarse (haciendo chozas) porque aquella experiencia fue tan sublime que intentó eternizarla. Pero el camino de la fe es el camino del descenso, del encuentro, del compromiso.
Debemos ser cuidadosos con los entusiasmos repentinos o momentáneos. Esos que duran un instante pero que están lejos de la realidad.
El encuentro con Dios por medio de la oración (lejos de las interferencias) debe servirnos para fortalecer la fe y ponerla en práctica cada día (no en el cerro) sino donde Dios nos coloque y quiera usarnos como instrumentos en sus manos. Escuchemos su voz que siempre apunta hacia el gran maestro que es Camino, Verdad y Vida.
Que también nosotros seamos transformados y aunque nuestro rostro no cambie, dejemos que brille nuestro corazón para ser luz en el mundo. Amén.

Stella Maris Frizs

Salmo 99; Éxodo 34,29-35; 2 Corintios 3,12-4,2; Lucas 9,28-36
Agenda Evangélica: Salmo 31,2-6.8-9.16-17; Amós 5,21-24; 1 Corintios 13,1-13; Marcos 8,31-38 (P)

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