Tú, Señor Todopoderoso, que examinas al justo, que sondeas el corazón y la mente, hazme ver tu venganza sobre ellos, pues a ti he encomendado mi causa.
Jeremías 20,12

Siempre preferimos los versículos bíblicos que hablan sobre el amor, la paz, la gracia, la salvación o la misericordia de Dios, etc. Evitamos los otros versículos, los que sentimos que, de alguna forma, son políticamente incorrectos y nos ponen incómodos. ¿Ejemplos? Los pasajes bíblicos en que se habla de castigo, maldiciones, venganzas, violencia, o el infierno. Esto es particularmente claro cuando nos toca predicar sobre estos versículos.
El versículo bíblico que corresponde al día de hoy está dentro de esta categoría. Jeremías pide, en oración, ver la venganza de Dios. Nos sentimos incómodos… ¿Un Dios vengativo? ¿Cómo puede ser? Exactamente lo mismo sucede con otras citas de la Biblia. Lean, por ejemplo, el Salmo 94: Dios es el Dios de las venganzas.
Cuando alguien en el AT maldecía, significaba encomendar su causa a Dios. Cuando la justicia humana fallaba, se encomendaba la causa a Dios por justicia. En este sentido, si analizamos todo el contexto en que se encuentra este versículo que nos incomoda, veremos que es una alabanza de Jeremías a Dios por adelantado: Jeremías sabe que Dios no lo desamparará. Venganza en estos contextos es sinónimo de justicia.
No podemos reducir el amor de Dios a un mero sentimentalismo infantil. Dios es amor, por eso Dios es un Dios justo, que nos pregunta hoy por lo justo y nos preguntará, en el juicio final, por lo justo. Allí, no tendremos excusas.
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. (Mateo 5,6)
Jeremías 20,12-13

Pastor Dr. Sergio A. Schmidt

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