Den gracias al Señor por su amor, ¡por lo que hace en favor de los hombres! ¡Aclámenlo al reunirse el pueblo! ¡Alábenlo en la reunión de ancianos!
Salmo 107,31-32

El Salmo del que reflexionamos hoy es una invitación a expresar gratitud por todo lo que Dios realiza en beneficio de aquellos que lo invocan. De manera poética, nombra principalmente “cuatro grupos” de individuos que atraviesan diversas situaciones de peligro de las cuales Dios los libera, y los exhorta a dar gracias a Dios por “haber sido salvados”.
A aquellos que “caminaban por el desierto sin encontrar camino», los liberó de su aflicción y los «guió por sendas seguras”.
A quienes “vivían en la oscuridad”, los “rescató de la profunda oscuridad y los liberó de las cadenas”.
A los “enfermos y afligidos”, los “rescató de su aflicción, envió su palabra y los sanó”.
A aquellos que “navegaban por el mar en medio de aguas turbulentas”, los rescató de su aflicción, convirtiendo “la tormenta en brisa y conduciéndolos al puerto deseado”.
También en este tiempo, no le es ajeno la realidad de cada persona y sigue “escuchando su clamor” y actúa en favor de su pueblo y lo libera… también hoy
“él apaga la sed del sediento y da abundante comida al hambriento…
hace pedazos puertas de bronce y barras de hierro…
con su palabra libera de la aflicción y sana…”
Por todo esto y por todo lo que sigue haciendo, “Den gracias al Señor por su amor, ¡por lo que hace en favor de los hombres!”
Dios te bendiga.

Ricardo Adolfo Becker

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