Y decía Josué: “¡Ay, Señor! ¿Para qué hiciste que este pueblo pasara el río Jordán? ¿Acaso fue para entregarnos a los amorreos, y para que ellos nos destruyeran? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!”

Josué 7,7

Cuantas veces escuchamos la frase: “todo tiempo pasado es mejor”. Esta frase data de mediados de siglo XV. Un refrán que evoca a una nostalgia de cosas lindas, paisajes o historias del pasado que retuvo la memoria, y ante la realidad del presente cargado de dificultades, nos vuelve esa idea de que todo pasado siempre fue mejor. En la memoria selectiva nos cuesta retener aquellas dificultades, que, así como en el presente también estuvieron en el pasado.
¿Realmente el pueblo de Israel, tal como dice Josué estaban mejor en Egipto y en esclavitud? Por supuesto que no, pero la situación presente y ante una mirada pesimista, cae nuevamente el pueblo, en este caso Josué a que “todo tiempo pasado es mejor”.
También es algo que nos sucede a nosotros, por eso esta frase continúa en los refranes populares, el anhelo de un pasado mejor, ante un presente que duele. Sin embargo, la fidelidad de Dios y su palabra debe darnos ánimo y fortaleza, para confiar en Dios sobre todas las cosas. Si nos quedamos mirando al pasado, nuestra tarea presente y nuestro futuro no tendrán esperanza.
Una y otra vez debe resonar en nuestra mente lo que Dios le dijo a Josué: “No temas ni desmayes, porque yo estaré contigo dondequiera que vayas.”

Carlos Guillermo Kozel

Josué 7,1-26

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