6º domingo después de Pentecostés, 13º en el año

Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: – Vete a tu casa, con tus parientes y cuéntales todo lo que el Señor te ha hecho, y cómo ha tenido compasión de ti.

Marcos 5,19

La historia bíblica en sus versículos anteriores (5,1-20) nos cuenta el caso de una persona endemoniada, lo que hoy podríamos decir con problemas mentales. Dice el texto que la persona estuvo influenciada por espíritus impuros. El texto cita que Jesús lo cura mostrando su autoridad sobre el mundo sobrenatural que le afectaba a aquella persona. Al sanarlo, Jesús lo envía a los suyos y le dice: cuéntales todo lo que el Señor te ha hecho, y como el Señor ha tenido compasión de ti. Compasión viene de la palabra tener lástima, sentir el dolor y la tristeza de los demás. En un mundo en el que la mayoría de las personas corre tratando de hacer lo que puede para vivir y sobrevivir, el tener compasión se torna algo extraño en nuestros días. Al contrario, cuando vemos a personas con problemas mentales o espirituales el instinto es de alejarnos lo máximo posible. Dios tuvo compasión de esta persona que la sociedad rechazaba. Él desea que volvamos a cultivar en nuestro ser ese sentimiento de compasión, de ponernos al lado del que sufre por diferentes causas, tenemos la capacidad de escucharlo, de ponernos de su lado, de tratar de entenderlo como ser humano, hijo e hija de Dios.

Jesús nos exhorta en Mateo 25,39: les aseguro que todo lo que hicieran por uno de estos hermanos más humildes, por mí mismo lo hicieron.

Arturo Heil

Salmo 30,1.3-5.10-12; Lamentaciones 3,1-8.19-24; 2 Corintios 8,7-15; Marcos 5,21-43; Agenda Evangélica: Génesis 12,1–4

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