4º domingo de Adviento

Oh Señor, Dios todopoderoso, ¡haz que volvamos a ser lo que fuimos! ¡Míranos con buenos ojos y estaremos a salvo! 

Salmo 80,3

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Hay días en los que queremos mirar hacia el futuro y deseamos algo totalmente diferente de nuestra realidad.  Otras veces deseamos volver a estar como ya estuvimos en algún momento del pasado, o volver a tener lo que ya tuvimos antes.

El pueblo de Israel tuvo muchos momentos de bienestar y alegría, pero también muchas situaciones en que fue cautivo, donde pasó a ser prisionero de otros pueblos, donde fue esclavo. Cuando estaba en esa situación, anhelaba e imploraba a Dios por volver a tener libertad, por volver a estar en esa situación de alegría en la que ya había estado antes.

Algo que hay que destacar del pueblo de Israel es la profunda fe, porque no era un pueblo que confiaba solamente en sus fuerzas, sino que siempre estaba orando a Dios para que él se haga presente en la vida concreta de ellos.

Así, el autor del Salmo 80, pide a Dios que los ayude a volver a esa situación de libertad, de alegría, de paz. Confía tanto en Dios que tiene la seguridad de que sólo con Dios mirar a su pueblo ya estarán a salvo, porque sabe que es un Dios amoroso y todopoderoso.

Que esa misma fe, esa confianza del salmista nos contagie y podamos tener la seguridad de que la mirada de Dios al posarse sobre nosotros nos traerá bienestar, alegría, paz y fuerzas para hacer nuestra parte. Y que las situaciones de gozo del pasado nos ayuden a medir nuestro presente, tanto para pedir ayuda como para agradecer a Dios según la situación de cada uno.

Que la Navidad sea también un tiempo de sentir que la mirada amorosa de Dios está sobre nosotros, nuestras familias y nuestras comunidades. Por eso Jesús vino a este mundo, porque Dios con su mirada vio que ese gesto, esa actitud, esa concreción del Dios hecho ser humano era necesaria. Disfrutemos de esa respuesta de Dios a nuestro pedido como humanidad, porque ciertamente nos miró con buenos ojos y a través de Jesús seremos salvos.

Armando Weiss y Mariela Bohl

Salmo 80,1ac.2b.7.14-15.17-18; Miqueas 5,1-4ª; Hebreos 10,5-10; Lucas 1,39-56; Agenda Evangélica: Juan 1,19–23 (24–28)

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