Cristo Rey – domingo de la Eternidad 

¡Canten al Señor con alegría, habitantes de toda la tierra! 

Salmo 100,1

Ocurre que se acerca la hora del culto. ¿Voy o no voy a participar en la ceremonia?

El salmo invita a acercarse para alabar a Dios en la comunidad. Invita a todos los que viven en la Tierra a participar y expresar la alegría por la bondad de Dios.

Este Dios, que da la vida, la mantiene y la salvará. Este Dios, que llama a su pueblo y lo guía, como el buen pastor guía sus ovejas. Sí, este Dios, que es el Señor del cielo y de la tierra, está cerca de nosotros. Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre, estaré en medio de ustedes, prometió Jesucristo. Por eso: ¡Cantad con alegría! Esta invitación nos lleva a reunirnos alrededor de un centro invisible, pero comprobado por las experiencias de la fe.

Cantar en la iglesia, en familia o solo, con alegría, espanta el miedo. Cantar juntos es un buen remedio contra la soledad. Alabar a Dios es signo de confianza y agradecimiento por lo que recibimos de sus manos. Hoy, en el domingo de la eternidad, cuando caemos en tristeza por recordar la pérdida de personas amadas, el canto en la comunidad trae profundo consuelo. No nos quedamos solos, sino en comunidad, que ofrece acompañamiento en momentos duros.

Que todo el mundo escuche la invitación para la alabanza a Dios: es fuente de paz para el mundo.

¿Hay algo importante que te impide aceptar la invitación?

Dios, te agradecemos que en la alabanza recordamos lo que tú eres: porque el Señor es bueno; su amor es eterno y su fidelidad no tiene fin. Amén. (Salmo 100,5)

Günter Kreher

Salmo 100; Ezequiel 34,11-16. 20-24; Efesios 1,15-23; Mateo 25,31-46; Agenda Evangélica: Lucas 12,42–48  / Daniel 12,1b–3

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