5o domingo de Cuaresma
Aunque Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro, cuando le dijeron que Lázaro estaba enfermo se quedó dos días más en el lugar donde se encontraba.
Juan 11,5-6
Quisiera dividir esta meditación en tres partes:
- Jesús se manifiesta plenamente divino: “Señor, el que tú amas está enfermo”. Jesús amaba mucho a esa familia de Betania (v. 5). Sin embargo se queda dos días. (v. 6). El tiempo no lo apura… Jesús es el Señor del tiempo, de la historia; un Dios rico de tiempo, que sabe que va a resucitar a Lázaro para manifestar La gloria de
- Jesús plenamente humano: Quiero detenerme en Lázaro. De él no se sabe nada salvo que era enfermo. La palabra griega “asthenés” según Jean Vanier podría traducirse como “discapacitado”. Lázaro aparece como al cuidado de estas dos hermanas solteras. Jesús lo ama (v. 6), con amor especial: “Viéndola llorar y que también lloraban los judíos que la acompañaban se estremeció su espíritu”; estaba agitado y en esta angustia lanza un grito de dolor: “¿dónde lo han puesto?” Este dolor se une con la fe manifestada por Marta (v. 27) que junto con la conmoción de sus entrañas surge una fuerza profundamente humana y Jesús sufre emocionalmente, algo se ha roto en Él. Él sabe que muchos corazones van a creer pero otros se van a endurecer y encontrar el motivo para condenarlo. Llora también su muerte.
- Jesús unido al Padre (v. 42) le ordena: “Sal fuera”.
Señor, corremos nuestra piedra que encierra nuestro corazón detrás de muros para que resucites esa vida muerta dentro nuestro. Mira nuestra debilidad, nuestra discapacidad. Que tu amor descienda allí y nos resucites a través del Espíritu Santo en la unión del Padre y del Hijo para poderte amar en los más pobres.
María Luisa Malbrán
Salmo 130; Ezequiel 37,1-14; Romanos 8,6-11; Juan 11,1-45
Agenda Evangélica: Salmo 43; Génesis 22,1-14(15-19); Marcos 10,35-45; Hebreos
5,(1-6)7-9(10); (P) Hebreos 13,12-14
