4° domingo después de Pentecostés, 11º en el año

Te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor que demostró.

Lucas 7,47

Pobre fariseo,

Quisiste ganar la simpatía y el reconocimiento de Jesús con un espectacular banquete.

Jamás sentiste la necesidad de ser perdonado, tu orgullo y autosuficiencia te lo impedía.

Pobre fariseo,

Aquella mujer a la que ignoraste por su condición de pecadora te quitó el protagonismo.

Lavó los pies de Jesús con sus lágrimas,

Los secó con su cabellera y los llenó de besos.

Y con su perfume los transformó en los pies más codiciados.

Pobre fariseo,

Tu mente perversa te impidió ver más allá del pasado de aquella mujer, Tu mente incapaz de creer que se puede cambiar te arruinó el banquete.

Oh mujer, cuánto amor volcaste en ese gesto, tu mochila quedó atrás

un nuevo amanecer comenzó.

Juan Pedro Schaad

Salmo 32,1-7; 2 Samuel 12,1-15; Gálatas 2,11-21; Lucas 7,36-8,3; Agenda Evangélica: 1 Timoteo 1,12-17

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