2o  domingo de Cuaresma

Lo que nace de padres humanos, es humano; lo que nace del Espíritu, es espíritu.

Juan 3,6 A Lina le faltan pocos años para jubilarse, pero a pesar de que sus padres eran de clase media, ella no tuvo aportes porque siempre trabajó en negro como empleada doméstica. Cuando era jovencita se había enamorado profundamente y después de un tiempo se enteró de que su novio tenía su pareja con la que ya tenía un hijo, pero la relación continuó con la promesa de que dejaría a la otra pareja para vivir con ella. Todo cambió cuando Lina quedó embarazada. A partir de ese momento debió vivir un tormento tras otro. Primero que su novio, a la hora de la verdad, no quería compromiso y menos aún hacerse cargo de la criatura que estaba por venir aduciendo que dudaba que sea hijo de él, la abandonó. Además, los padres ante la vergüenza del embarazo de Lina, decidieron echarla de la casa y así tuvo que iniciar una vida sumamente difícil haciéndose cargo ella sola de todo. Pudo hacerse un ranchito en un terreno usurpado y luego

algunos amigos y vecinos le ayudaron a mejorarlo.

Pasaron los años y la hermosa hija de ambos, nunca pudo encontrarse con su padre biológico por la negativa de éste; así que madre e hija se tuvieron que hacer cargo de la vida ellas solas y la hija debió trabajar desde muy jovencita y abandonar sus estudios.

Pero de pronto, algo comenzó a cambiar. Una amiga de Lina le recomendó que haga acciones legales contra el progenitor de su hija y ante la prueba del ADN el padre de la niña debió hacerse cargo de lo que siempre evadía. Con ello, las condiciones económicas y de vida de la jovencita mejoraron y pudo retomar sus estudios, pero por sobre todas las cosas, ella pudo nacer del Espíritu, del Espíritu de Dios que permitió que se haga justicia y que la hipocresía de la sociedad machista no pudo frenar que se pueda hacer justicia divina, aquí en la tierra.

Al igual que Nicodemo quien fue durante la noche para ver a Jesús y así Lina y su hija pueden conocer la Luz que viene de Dios. Hoy muchas mujeres con sus luchas por reivindicar sus derechos están saliendo de la noche y se está conociendo la Luz. Aún falta mucho por hacer, pero este destino ya es imposible de detener.

Con ello, va nuestro saludo a todas las mujeres en su día que luchan por que la igualdad de derechos sea una realidad. Dios así lo quiere. Amén.

Rubén Mohr

Salmo 121; Génesis 12,1-4a; Romanos 4,1-5.13-17; Juan 3,1-17

Agenda Evangélica: Salmo 25,1-9; Isaías 5,1-7; Juan 3,14-21; (P) Romanos 5,1-5(6-11)

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