Tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí a solas contigo.

Mateo 6,6

La oración puede tener distintas formas. Jesús en este capítulo le enseña a la gente cómo hay que orar, y termina con el Padrenuestro. Es muy lindo cuando en un templo lleno de feligreses lo oramos todos juntos. Parece que, así, la oración tiene más poder. También es muy lindo, como comunidad, pensar en otros y sus necesidades. Aquello que hacemos cuando nos juntamos en la oración de intercesión.

Otra forma es aquella a la que nos invita el texto: orar a solas en nuestro cuarto, solos con Dios. Es muy importante practicar la oración ya con los chicos, ellos que, a veces, ven a Dios con otros ojos.

Como aquel pequeño que estaba con la abuela y que cuando fue al baño no cerró la puerta. Entonces la abuela le explicó que el baño es un lugar en el cual cada uno está solo y que por eso se cierra la puerta. Pero el pequeño replicó que había entendido que Dios está en todos lados y nos observa en todo lo que hacemos. ¿Por qué, entonces, cerrar la puerta del baño si Dios igualmente nos ve?

Dios nos ve y nos acompaña en todos lados. Y cuando hablamos con él nos escucha seguro, no importa dónde y con quién estemos. No rechacemos esta invitación que nadie más que Dios nos puede hacer. A lo largo de nuestras vidas hacemos la experiencia de lo bien que nos puede hacer orar. No tengamos vergüenza. Compartamos esta experiencia con los demás, y sobre todo, con los chicos.

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Detlef Venhaus

Mateo 6,5-15

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