Jesús le contestó: “La Escritura dice: ‘No sólo de pan vivirá el hombre’.”

Lucas 4,4

A principios del siglo XX en la ciudad de Pittsburg, Estados Unidos, un grupo de hermanos empezó con una obra misionera. Los primeros años fueron de gran impacto. Centenares de personas asistían a los cultos y a las diferentes actividades que la Congregación proponía.

Décadas después y debido a la falta de trabajo, muchas familias que vivían en Pittsburg tuvieron que emigrar y varias de esas familias pertenecían a la Congregación. De tener centenares de miembros pasó a tener un “puñado” de hermanos y hermanas. La iglesia ya no era la misma y la ciudad tampoco. Para colmo se había quedado sin pastor. Una crisis de fe atravesaba la Congregación.

Un pastor nuevo, para ese entonces, había llegado. Convencido de salir de la crisis empezó a trabajar con ese “puñado” de hermanos y hermanas. Con pocos recursos económicos y humanos, la Congregación logró salir de esa crisis creando diferentes ministerios que estaban a su alcance. No hubo un secreto. La Congregación empezó a tener hambre de Dios. La llegada de un nuevo pastor seguramente fue la principal motivación espiritual para reavivar la fe de esa comunidad, para reavivar el alimento espiritual.

En medio de las crisis, una Congregación necesita orar, dar testimonio, servir con alegría y estar hambrienta de la presencia del Señor.

Señor, alimenta nuestra vida espiritual en medio de las crisis y siempre. Amén.

Emiliano Torres

Lucas 4, 1-13

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