Pero ¿será verdad que Dios puede vivir con los hombres sobre la tierra? Si el cielo, en toda su inmensidad, no puede contenerte, ¡cuánto menos este templo que he construido para ti!

2 Crónicas 6,18

Dios se encuentra con nosotros/as es un regalo cotidiano, hay innumerables lugares físicos y personales para hacerlo. Somos encontrados/as y abrazados en la realidad de Dios al orar, cantar un himno o canción que nos conecta, leyendo la Biblia, sirviendo en gratitud al amor recibido.
Hoy en particular Dios sale a nuestro encuentro leyendo este devocional. La inquietud por la búsqueda de refugio y respuesta desde la fe es inherente a la fe misma.
La gratitud del rey Salomón que es expresada en la dedicación del templo de Jerusalén es el espíritu del mensaje que leemos en los versículos hoy citados.
Salomón es grato por haber construido ese templo para adorar y encontrarse con Dios, sin embargo, es sabio al reconocer los límites de las construcciones humanas como lugares de adoración.
El himno del Culto Cristiano 131 tiene esta bella estrofa:
Dios el altísimo Señor
No mora en templos terrestres;
Alto su templo celestial
los pabellones trasciende:
más el que el cielo y mar fundó,
del polvo un templo se formó
y entre los hombres habita.
La pandemia nos ha conectado de diversas maneras, con Dios y con nuestros hermanos y hermanas. Durante mucho tiempo las puertas físicas de nuestros templos estuvieron cerradas, pero la iglesia fundada en la fe en Cristo permaneció actuando, orando, encontrándose de maneras nuevas y diferentes a las ya caminadas. Siendo animados por Dios a caminar y sostenernos en su mano y en el templo mismo fundado por Dios desde el polvo, que también es fruto de sus manos misericordiosas.

Mariela Pereyra

2 Crónicas 6,1-21

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