¿Qué mujer que tiene diez monedas y pierde una de ellas, no enciende una lámpara y barre la casa buscando con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas, y les dice: “Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que había perdido”.
Lucas 15,8-9
El valor de lo pequeño, que tantas veces desmerecemos, se pone aquí de manifiesto, y es disparador de una actitud propia de todo ser humano, que es la de buscar. A partir de un ejemplo doméstico Jesús nos acerca la alegría que siente Dios por alguien que se vuelve a él.
Destaco y comparto tres aspectos para la reflexión de este día:
- Todos en la vida estamos llamados a buscar, de hecho lo hacemos permanentemente: buscamos sustento, salud, descanso, amigos, fami-lia, alivio, consuelo… En la actitud de la mujer que se pone a buscar la moneda perdida, algo previo tuvo que pasar: ella se tuvo que dar cuenta de que algo le faltaba. Una lección también para nosotros es el hecho de detenernos y revisar con atención nuestras vidas para darnos cuenta de lo que nos falta. La mujer lo hizo y resultado de ello es que se dio cuenta de que una moneda le faltaba y a partir de allí se puso en movimiento.
- En la búsqueda por encontrar lo que nos falta es necesario ponernos en movimiento, así como lo hizo la mujer, nadie puede buscar desde la quietud, la apatía o la indiferencia. También es necesario reconocer el lugar en donde buscar, como así también los recursos disponibles para ello: la mujer encendió una lámpara y tomó en sus manos una escoba para barrer… Cada uno de nosotros también debe detectar los recursos de que dispone en su entorno que permitan buscar para encontrar.
- Al encontrar la moneda, la mujer no se corta sola, sino que reúne a sus amigas y vecinas para compartir la alegría del encuentro. Ella sabe que la alegría que se comparte se agranda, y a partir de ese hecho compartido se genera comunidad. Una lección para nosotros la de saber compartir los resultados de nuestras búsquedas y esfuerzos y alegrarnos juntos.
Señor, ayúdanos a revisar nuestras vidas para darnos cuenta de lo que tenemos y agradecer por ello; pero también darnos cuenta de lo que nos falta para con atención poder buscarlo. Amén.
Hilario Tech
Lucas 15,1-10