Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.

Hebreos 13,8

Antes de esta afirmación, el autor hace un llamado a los mandamientos éticos y actitudes cristianas, encabezado con un llamado a permanecer en el amor fraternal como una virtud altamente estimada, puesta de manifiesto en distintas situaciones:

De hospitalidad: ya que en el mundo bíblico se insiste en la hospitalidad a los extranjeros especialmente como una obligación religiosa. De asistencia a los presos: como una capacidad de ponerse en el lugar del otro, es parte de una verdadera caridad. De salvaguardar el matrimonio, y apartarse de la avaricia. Como sustento para poder ejercer estas actitudes, el autor destaca que en Dios se nos devuelve la seguridad, que en Dios es en quien podemos confiar, porque de Él nos viene la ayuda, y junto a Él no hay por qué temer. Invita a hacer memoria de quienes los han acompañado y anunciado el mensaje de Dios.

Qué bendición es poder en este tiempo reconocer su ayuda, su gracia, su poder, su guía constante también en nuestras vidas. Que podamos ampliar nuestra mirada en esa confianza que nos da la fe, que el mismo Jesús de ayer, hoy y siempre permanezca en nuestras vidas, para así continuar viviendo en su compañía.

¡Qué linda la gente que tiene memoria! Seguro que tiene esperanza también.

¡Qué lindo este pueblo que mira su historia, se junta y celebra cantando su fe!

¡Qué lindo este encuentro de hermanas y hermanos que viven haciendo la comunidad!

¡Qué linda la vida si juntos buscamos verdad y justicia, paz y libertad! (Canto y Fe Nº 209)

Marisa Andrea Hunzicker

Hebreos 13,1-8

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