Se unieron a sus parientes y a sus jefes, y juraron conducirse según la ley que Dios había dado por medio de su siervo Moisés, y cumplir fielmente todos los mandamientos y decretos y leyes de nuestro Señor.

Nehemías 10,29

El pueblo se dio cuenta de que debía vivir con leyes y reglamentos. Suficientemente había experimentado la imposibilidad de una convivencia tranquila sin cumplir algunas reglas. Además había hecho crueles experiencias con la ira de Dios cuando no había cumplido los mandamientos que Moisés le había traído.

Desde entonces, la humanidad siempre se ha dado leyes y reglamentos para la convivencia. Y cuando jura un nuevo gobierno, en muchos lugares se usa la Biblia reconociéndola a ella como fundamento de las leyes. La experiencia sin embargo nos muestra que este acto de juramento suele ser nada más que sólo un show. La clase política ha perdido credibilidad en los últimos años, y es casi impensable que un concejal municipal o diputado no se enrede en las telas de corrupción. Y cuantas veces decimos: “¡Cómo ha cambiado el mundo, los políticos de hoy…!”

Pero si el mundo ha cambiado es porque nosotros hemos permitido este cambio. Si el pueblo de Israel hace más de dos mil años atrás ha entendido que vivir con los mandamientos de Dios es lo mejor para él, seguramente nosotros constatamos lo mismo hoy. Amor, paz y bondad son valores que valen más que nunca también hoy, y estamos llamados a practicarlos. Y si yo comienzo en mi pequeño mundo no permitiendo violencia e injusticia, esto puede tener un efecto multiplicador.

El pueblo de Moisés se animó. ¿Por qué no nosotros?

Detlef Venhaus

Nehemías 10,1.29-40

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