Jesús les dijo: Les aseguro que el Hijo del hombre no puede hacer nada por su propia cuenta; solamente hace lo que ve hacer al Padre. Todo lo que hace el Padre, también lo hace el Hijo.

Juan 5,19

Jesús nos comparte su forma de ser y pensar, diciéndonos: el hacer, el obrar, siempre en dependencia de lo que su Padre quiere, así es él. Revela, además, esa íntima y profunda relación que sólo él puede tener con su Padre Dios. Una relación de confianza, de misericordia, de ser instrumento al servicio de.

Nuestros códigos, en la sociedad de hoy, son muy diferentes, generalmente parece que las palabras, dichas o escritas, tienen menos valor. Vivimos en un tiempo muy competitivo, en el que el hacer, si no lo hago yo, no sirve, o no es tan bueno. Si no lo hago primero pierde valor. La vida como competencia, hace daño, muchas veces nos lleva a acciones incorrectas, desleales; nos lleva a peleas, donde se pierde el centro de lo que queríamos o necesitamos hacer. Esa forma de vida, cada vez más nos aleja de Dios, y de nuestro prójimo.

Jesús habla con una humildad transformadora, digna de ser imitada; yo y mi Padre pensamos y hacemos lo mismo; donde la dependencia es la forma cómo acercarnos más a Dios, y al mismo tiempo, acercarnos más a las necesidades de nuestra humanidad sedienta de vida. Jesús nos habla y en esas palabras encontramos la confianza en Dios, en sí mismo, de esto se trata.

Señor que nuestra vida sea arcilla blanda en tus manos, para que tú puedas formarla, formarla a tu manera. (Canto y Fe Nº 295)

Marisa Hunzicker

Juan 5,19-23

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