Todos los creyentes estaban muy unidos y compartían sus bienes entre sí.

Hechos 2,44

Este versículo suele provocar discusiones sobre si los primeros cristianos tenían un sistema socialista o comunista. Estas etiquetas no ayudan a aclarar las cosas porque se han usado para regímenes de gobierno que tal vez tengan poco que ver con la organización no burocrática de aquellos grupos de los que habla el versículo. Lo importante es que todavía hoy buscamos en ellos inspiración para nuestra manera de relacionarnos, incluyendo el aspecto económico. Seguramente practicaban un traer y compartir de alimentos, pero más aún, tendrían una organización con suficiente confianza y objetivos comunes como para que el derecho a la propiedad sea para beneficio de todos. Este aspecto a veces se cita como el ideal para una relación de pareja pero acá llega al nivel de comunidad. Organizarnos con la presencia de Jesús tiene muchas ventajas y una de ellas es la económica. De hecho, sin negar que cada uno tiene derecho a vivir por su cuenta, es evidente que una pareja que se lleva bien gasta mucho menos que si cada integrante viviera por separado. Una familia unida es muy eficiente para cuidar, alimentar y compartir valores con los niños. Una iglesia que intenta imitar a los primeros cristianos, educa en el conocimiento de la Biblia, contiene a sus miembros evitándoles vicios, promueve la responsabilidad individual para conseguir trabajo y, sin imposiciones, desalienta en sus miembros los gastos superfluos, en favor del compartir con los necesitados.

Tomás Tetzlaff

Hechos 2, 42-47

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