Yo no envié a esos profetas, y ni siquiera les hablé, pero ellos salieron corriendo a hablar en mi nombre. Si hubieran conocido mis secretos, habrían anunciado mi palabra a mi pueblo, lo habrían hecho apartarse de su mal camino y dejar sus malas acciones.

Jeremías 23,21-22

Los falsos profetas siempre han existido y seguirán existiendo. Así como falsos doctores, abogados, etc., que prometen una rápida solución a los problemas, y cuando mayor es el monto a pagar, más rápido vendrá la solución.

Dios sabía a quién revelar sus secretos. Dios no eligió a los pre-parados, sino preparó a los elegidos. Dios se reveló en Jeremías indicándole que diga a los israelitas que no hagan caso a los que se proclaman los profetas diciendo mentiras que ellos mismos inventan.

Hoy tenemos la Biblia para respaldarnos que es la única verdad. Tenemos a Jesús que con su evangelio y ejemplo nos muestra los deseos de Dios. Pero siempre hay incautos que caen por esos falsos predicadores que inventan lo que les conviene y lo que la gente quiere escuchar.

En el versículo 20, Jeremías dice: “La ira del Señor no cesará hasta que él haya realizado su propósito. Vendrá el tiempo en que ustedes pensarán y entenderán estas cosas.”

Creo que este tiempo ha llegado. Es nuestra responsabilidad di-fundir la verdad, así como nos indica la biblia, como bien lo dice Jesús en Lucas 24,47: “En su nombre, y comenzando desde Jerusalén, hay que anunciar a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que sus pecados les sean perdonados.”

Bendito Dios Padre. Danos las fuerzas y la voluntad para difundir la verdad, por medio de tu palabra. Amén.

José Wenninger

Jeremías 23,16-32

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