El que come de todo no debe menospreciar al que no come ciertas cosas; y el que no come ciertas cosas no debe criticar al que come de todo, pues Dios lo ha aceptado.

Romanos 14, 3

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El tema de la alimentación es un problema ético de primera magnitud. La cantidad de animales de consumo es más de tres veces la de seres humanos. Ellos viven oprimidos, sin derechos, sin posibilidad de manifestarse en las calles ni en las redes sociales, pero tienen sentimientos y capacidad de sufrir como la que tienen los humanos. Quienes creemos percibir este problema, y consecuentemente reducimos a poco o a nada la compra y consumo de alimentos provenientes de animales, debemos tener en cuenta este versículo para no ser arrogantes con nuestra postura ética, y recordar de paso que en algún momento quizá no fuimos consumidores responsables.

En el fragmento de Romanos se insiste en la tolerancia. Ahora la situación es diferente a los tiempos del Nuevo Testamento porque no existían los terribles criaderos industriales, pero tampoco hoy en día hay que perder la paciencia. Para evaluar la situación actual hay que tener en cuenta, además del hacinamiento en jaulas, que criar animales requiere más deforestación, más gasto de agua y produce más gases con efecto invernadero que consumir directamente alimentos vegetales. En Isaías 65,25 se anuncia El lobo y el cordero comerán juntos, el león comerá pasto, como el buey y la serpiente se alimentará de tierra. En todo mi monte santo no habrá quien haga ningún daño…. Pero mientras esto no suceda debemos intentar persuadir y no crear divisiones.

Tomás Tetzlaff

Romanos 14,1-12

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