Como ustedes saben, los gobernantes de las naciones las dominan, y los poderosos les imponen su autoridad. Pero entre ustedes no debe ser así. Más bien, aquel de ustedes que quiera hacerse grande será su servidor, y aquel de ustedes que quiera ser el primero, será su esclavo.

Marcos 10,42-44

Infinitas veces en la historia la Iglesia se alió con los poderosos.

¡Lamentablemente! Infinidad de veces representantes de la Iglesia se sentaron en las mesas del poder, aplaudieron la altanería. Se callaron ante la violencia. En todas las dictaduras hubo eclesiásticos que les proveían una conciencia limpia a los asesinos. En todas las guerras bendecían las armas. Pero entre ustedes no debe ser así.

Estoy agradecida de que en nuestras comunidades, en Westfalia como también en la IERP, no se piense así. A los directivos de las congregaciones se los elige democráticamente. Quienes asumen los liderazgos realizan muchas tareas voluntarias, se involucran de todo corazón. Dirigen, pero no mandan sobre los demás. Sirven a la congregación brindando mucho tiempo y trabajo voluntario. Si no fuera por ellos no habría comunidades vivas. Pienso que no debe haber caudillo ni subordinados en la Iglesia.

Vale la pena decidir en conjunto, aun cuando esto implique más tiempo y mucha discusión. Pero lo que vale es que todos participan en las decisiones y en sus consecuencias. Somos el cuerpo de Cristo. Con todas nuestras diferencias nos pertenecemos y actuamos juntos, como un cuerpo con sus diferentes miembros. Como comunidad

en la que cada cual se da por el otro.

Ayudar y servir en tu nombre es el fin que queremos lograr y, si hiciera aún falta, poderte decir: „Nuestra vida te damos, Señor“.

Pero eso será muy difícil de lograr sin tu bendición. Por eso primero queremos pedir tu perdón y tu guía, Señor. (Canto y Fe No 279)

Heike Koch

Marcos 10,35-45

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