El año cincuenta lo declararán ustedes año santo: será un año de liberación. Y en él anunciarán libertad para todos los habitantes del país. Todo hombre volverá al seno de su familia y a la posesión de sus tierras.

Levítico 25,10

Estamos en crisis. Tenemos deudas. No conseguimos pagar el préstamo. Los intereses del banco nos matan. Me sacaron la camioneta, era mi herramienta de trabajo. Me embargaron la casa, no sé donde vamos a vivir. Me cortaron el gas, la energía, el agua. ¿Cuántas de estas frases escuchamos este año, el año pasado o en varias oportunidades?

El sistema capitalista no admite deudores, HAY que pagar, de alguna manera, con algo. Aunque ese ALGO muchas veces significa alguien o “alguienes”. La casa, el auto, la chacra, el lote, el sueldo que ya no estarán porque alguna entidad bancaria se lo lleva, significa que familias no van a comer o no van a poder hacer varias cosas que serían indispensables para vivir.

El texto bíblico de hoy nos invita a mirar que en la Biblia ninguna deuda era eterna, nadie debía para siempre. Además de liberar a las personas esclavas y de poder volver a las tierras, el Levítico también habla de las deudas en dinero (leer Levítico 25, todo el capítulo). Se consideraba que si en cincuenta años alguien no podía pagar algo que debía, ya nunca lo podría pagar y por eso era liberado de esa deuda. Los esclavos no debían ser esclavos más que ese tiempo. Tenían derecho a la libertad. Y también aquellos que habían perdido sus tierras tenían derecho a volver a ocuparlas. Qué lindo, por fin justicia. ¿Por fin?, ah no, perdón, debía decir, antes sí que había justicia, ahora no la hay muchas veces.

Cuánto tenemos que aprender, la humanidad de hoy. Muchos saben que alguien nunca va a terminar de pagar aquello que le deben, pero siguen haciendo sacrificar a los padres, a los hijos, a los nietos, bisnietos y hasta el fin de la Historia.

Que el Dios de la misericordia nos dé un buen corazón para ser compasivos con quienes sufren; no necesitamos esperar cincuenta años, apenas ser justos y misericordiosos el año, el mes, la semana o el día que nos parezca que debe ser. Cuanto antes, mejor.

Mariela Bohl

Levítico 25,1-12

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