Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: “Míranos.” Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: “No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”

Hechos 3,4-6

Y la espera tuvo su recompensa. Antes Pedro, Juan y los discípulos aguardaron la promesa de Jesús, ahora el Cristo. El Espíritu Santo llegó y se puso sobre ellos y, a través de ellos, a los demás seguidores, quienes mantenían en su corazón viva la esperanza en las palabras de Jesús.

Los discípulos se animan a volver a mostrarse en público, a caminar por las calles, a ir al Templo, para predicar y anunciar la Buena Nueva.

Y en ese caminar encuentran a quien pide limosna, por estar en situación diferente a la de los demás, fuera del templo en una camilla. Pedro y Juan lo miran a los ojos y le dan algo más valioso que el oro, y la plata o que cualquier cosa material, LE DAN SALUD, lo integran al mirarlo a los ojos descubriendo allí a una persona que necesita escuchar: “levántate y anda” en el nombre de Jesucristo de Nazaret, sana, vuelve y sé tú, en la sociedad, en la fe, en la vida.

Hoy mientras escribo estamos en cuarentena por el COVID 19, quizás hoy en el presente 25 de mayo de 2021 el mundo haya cambiado, y comprendido la importancia de tener lo necesario e imprescindible, amor, compasión, servicio, salud, alimento, alegría. Quizás nos volvemos a mirar a los ojos, y descubrir en el otro una persona, una necesidad. Extiende tu mano al cielo y agradece a Dios por todo lo que recibes cada día, por la vida, por el pan, por la alegría, por cada oportunidad de ser.

Dios quien todo lo sabe y todo lo ve sea contigo.

Narciso Weiss

Hechos 3,1-10

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