Pero Jesús le contestó: “Marta, Marta, estás preocupada y te inquietas por demasiadas cosas, pero sólo una cosa es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la va a quitar.”

Lucas 10,41-42

¿Qué nos preocupa? ¿Qué cosas nos inquietan?

Muchos conocemos este relato de Marta, María y Jesús. En ocasiones todo se reduce a ver a una piadosa María y una Marta que, por sus quehaceres cotidianos, está poco atenta a lo que dice Jesús.

Sin embargo, ver eso le quita fuerza al mensaje del Evangelio.

Jesús habló para las dos hermanas, no sólo para una. Hoy también su Palabra es para todos/as. Pero en ocasiones tenemos preocupaciones e inquietudes que imposibilitan nuestra capacidad de oír ese mensaje.

Pienso que la recriminación de Marta hacia su hermana, viene al caso porque ella quería terminar con sus quehaceres para, tranquila, escuchar a Jesús. Esto nos toca a nosotros: nuestros quehaceres cotidianos nos dificultan detenernos para escuchar la Palabra.

Y justamente ese mensaje viene para la realidad que nos toca vivir. Debemos hacer una pausa para “sentarnos” a oír al Cristo de la vida, para que lo que hacemos tenga sentido. Entonces cuando hayamos entendido esta forma de “hacer las cosas”, todo será distinto. Andaremos con menos preocupaciones e inquietudes, porque tendremos aquello que nadie nos puede quitar: la Buena Noticia del amor y salvación obradas en Jesús, para todos/as. El mismo Evangelio que iluminó tanto a María, como a Marta.

Esa palabra en la vida es penetrante espada, que revelando verdades va renovando el vivir. (Canto y Fe N° 108)

Joel A. Nagel

Lucas 10,38-42

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print