Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y tengas una larga vida sobre la tierra.

Efesios 6,2-3

La filosofía hebrea afirma que hay tres socios en la creación de una nueva vida, y estos son Dios, la madre y el padre. Nuestro texto no pone en discusión si nuestros padres se merecen honra, ni si fueron buenos padres, ni si tenemos ganas de honrarlos. Sólo dice Honra a tus padres; quien así lo hace recibirá la bendición de una larga vida.

Dios sabe que ni padres ni hijos son perfectos. Todos fallamos, nos equivocamos, cometemos faltas, dañamos a los seres que más queremos. Sin embargo, Dios nos pide perdonar y nos ayuda a hacerlo. Así como él perdona nuestras faltas, asimismo debemos perdonar si nos han lastimado.

¡La honra es para toda la vida! Desde nuestra niñez hasta la ancianidad de nuestros padres, e incluso cuando ellos ya hayan dejado la vida terrenal. Por ello somos invitados a esforzarnos en ser buenos hijos, hombres y mujeres de bien, que dan honor no sólo a sus padres aquí en la tierra, sino a nuestro Padre Celestial. Como hijos de Dios podemos aprender de los errores de nuestros padres y perfeccionarnos en el amor y la bondad, como así también en la obediencia a Dios.

Dios es la mayor fuente de sabiduría, y nos va a llevar a ser los mejores hijos que podemos ser y los padres que nuestros hijos necesitan. Pidamos fuerzas a nuestro Señor para darle a él la honra y honor en nuestras vidas, y hacer su voluntad. Y que nos ayude a ser hijos obedientes, trayendo sanidad, restauración y salvación a nuestros hogares.

Fabián Pagel

Efesios 6,1-4

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