Cuando tengan noticias de guerras y revoluciones, no se asusten, pues esto tiene que ocurrir primero; sin embargo, aún no habrá llegado el fin. 

Lucas 21,9

Jesús estaba hablando con sus discípulos sobre el final de los tiempos, cómo sería eso y cuándo sucedería. Todos estaban muy ansiosos porque las promesas de Jesús de un nuevo modo de vivir eran alentadoras. No más dolores, no más preocupaciones, hambre, guerras y muerte. Jesús hablaba de un lugar donde las fieras salvajes jugarían con los niños sin hacerles daño. A quién no le gustaría vivir en semejante paraíso.

Aún hoy todos los cristianos estamos esperando esa promesa que se va a dar con la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo. Mientras tanto, Jesús les da el encargo a los discípulos de construir el reino de Dios sobre la Tierra. Es decir, hacer habitable este mundo de una manera más cordial y amigable. Nos deja el sabor del paraíso cuando regrese, pero por ahora nos dice: ayuden y sean instrumentos de Dios al servicio del prójimo. Aquí y ahora.

En ese sentido, me agradó una reflexión en el libro «Un momento de pausa», del pastor Eugenio Albrecht, quien hace alusión a que la preocupación de algunos hacia el más allá de la muerte es muy fuerte, olvidándose de vivir la vida «más acá» de la muerte.

El vivir la vida ahora y acá lleva consigo compromisos de nuestra parte que no siempre estamos dispuestos a asumir. Pero es un mandato de nuestro Señor. Es una decisión que cada uno debe tomar y asumir. ¿Estás dispuesto a hacerlo? Dios nos acompañe en este camino. Amén.

Darío Dorsch

Lucas 21,5-19

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