Altísimo Señor, ¡qué bueno es darte gracias y cantar himnos en tu honor!

Salmo 92,2

Desde que llegué a la Congregación San Antonio, asumí la tarea de ir a cantar los lunes al hogar de ancianos, que lleva adelante con esta comunidad de fe. Con guitarra y cancioneros parto hacia la aldea donde está emplazado el geriátrico.

En el camino voy escuchando a nuestro querido Luis Landriscina de quién tomo algunas anécdotas para mechar entre las canciones y divertir a los abuelos. Comienzo con alguna canción en uso. Pero la segunda ya la eligen ellos. “Señor mi Dios” y “Tú has venido a la orilla” son infaltables. El canto 173 de nuestro Canto y Fe también es pedido “¡Bueno es alabarte Señor, y a tu nombre folclore cantar, de mañana tu gracia anunciar y de noche tu fidelidad!” cantan los abuelos a viva voz, letra de este salmo 92.

La hora de canto pasa entre otras canciones del cancionero folclórico donde “Zamba de mi Esperanza” no puede faltar. Esta tarea me produce satisfacción y reconozco que incluso me recarga de fuerzas en los lunes en que vengo agotado por las tareas del fin de semana. Se cumple lo dicho por el salmista cuando afirma: “Tú aumentas mis fuerzas”. En una ocasión, uno de los abuelos me agradeció por este momento de canto afirmando: “Gracias pastor por venir, con el canto el tiempo se pasa un poquitito más rápido”, y también yo puedo observar al unísono con el autor: “Aun en su vejez, darán fruto; estarán fuertes y lozanos”. El cantar ayuda a vivir, es sanador y terapéutico. Cuando no voy los abuelos extrañan el canto.

Waldemar von Hof

Salmo 8; Números 6,22-27; Gálatas 4,4-7; Lucas 2:16-24 Agenda Evangélica: Salmo 8,2-10; Josué 1,1-9; Santiago 4,13-15; Lucas 4,16-21; Proverbios 16,(1-8)9 (P)

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