Sean ustedes compasivos, como también su Padre es compasivo.

Lucas 6,36

 

La breve frase resume la enseñanza que el Maestro transmite en todo el párrafo, así lo anotó el mismo evangelista Lucas. La realidad humana es diferente. ¡Cuánta pelea sin sentido entre hermanos, familiares, pueblos y naciones!

Exigencia extrema es la que Jesús plantea. Hacer a otros lo que nos gusta que nos hagan a nosotros. Respetar.

Pero también la otra cara de la moneda: no retrucar, no responder al insulto, al agravio,  no golpear, no hacer sufrir con la indiferencia etcétera.

Nos encontramos muchas veces conversando con nuestros circunstanciales interlocutores en la fila del colectivo, en la sala de espera o en una reunión de amigos y de la familia: nuestra sociedad es muy violenta. Las noticias lo subrayan con los anuncios de peleas entre estudiantes, ataques sin sentido a escuelas, violencia a personas cuando las asaltan, bandas de jóvenes entre ellos, un grupo de interés con otro similar, hasta incluso provocar la muerte. Sí, estamos rodeados de violencia.

Jesús nos invita a sacar a relucir otra actitud. Comenzando en nuestro mundo pequeño: la compasión.

Busqué sinónimos para esa palabra, y entre muchos aparecen:

misericordia (corazón bondadoso), humanidad, perdón, ternura, sensibilidad, pena, sentimiento, clemencia,  bondad.

Hay actitudes para aprender y llevar a la práctica en cada momento.

Señor, estamos muy ocupados con nosotros mismos y el lugar que creemos que nos toca en la vida y el mundo. Muchas veces sin miramientos nos abrimos camino con los codos. Despreciamos. Juzgamos. Anulamos al prójimo.

Ayúdanos a escuchar y vivir tu palabra, de que no debemos juzgar. Danos fuerza para ser compasivos, tiernos, humanos, bondadosos. Gracias. Amén.

 

Everardo Stephan

 

Lucas 6,27-35

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