Así como creemos que Jesús murió y resucitó, así también creemos que Dios va a resucitar con Jesús a  los que murieron creyendo en él.

1 Tesalonicenses 4,14

Falleció la abuela en una familia. En la visita hablamos sobre el sepelio y surgió la pregunta: “¿qué pasa con nuestros seres queridos cuando fallecen?” Les pregunté por sus opiniones.

El padre dijo: “Tenemos que enterrarla para que tenga descanso eterno.” La madre dijo: “Creo que ella ahora está con Dios, porque tenía fe y rezaba mucho”. Una hija pequeña contestó: “Ella ahora está en el cielo y mira desde una nube hacia nosotros. Vi una película en la que lo explicaron así”. Los otros dos hijos se quedaron callados.

¿Qué pasa con los que mueren en nuestra congregación? Esa también era la pregunta de la gente en Tesalónica. El Apóstol Pablo responde con un credo: así como Jesús murió y resucitó, así también Dios resucitará con Jesús a los que creyeron en él. Es un credo que da consuelo. A la comunidad en la fe con Jesús no la destruye el poder de la muerte. La unión con Jesús establecida por la fe y el Bautismo permanece en la hora de la muerte y más allá.

Porque no depende de nuestra fuerza y de nuestro poder, sino de Jesucristo, que tiene poder sobre la muerte.

Este credo nos libera de la preocupación y especulaciones por los seres queridos que fallecieron. Con profunda confianza lo dejamos en las manos del Resucitado. Esto libera a los que quedan en vida y permite trabajar para superar el luto, la pérdida y la soledad que trae la muerte.

Nuestra esperanza y protección y nuestro eterno hogar, en la tormenta o en la paz sé siempre tú, Señor. Amén.

(Culto Cristiano Nº 461,5)

Günter Kreher

1 Tesalonicenses 4,13-18

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