Como dice el Espíritu Santo en la Escritura: «Si hoy escuchan ustedes lo que  Dios dice, no endurezcan su corazón como aquellos que se rebelaron y pusieron a prueba a Dios en el desierto…, hermanos cuídense de que ninguno de ustedes tenga un corazón tan malo que se aparte del Dios viviente por no creer en él. Al contrario, anímense unos a otros, cada día, mientras dura ese “hoy” de que habla la Escritura, para que ninguno de ustedes sea engañado por el pecado y su corazón se vuelva rebelde.

Hebreos 3, 7-8 y 12-13

Estamos rodeados de carteles. En la calle vemos “velocidad máxima 40 km/hora”; en los edificios leemos “peligro riesgo eléctrico”, estamos rodeados de casas que nos avisan “cuidado con el perro”. Los carteles de advertencia sirven para cuidarnos.

Y este versículo es un cartel de advertencia, está para despertarnos, nos previene para que no le demos la espalda al Dios viviente. ¿Qué cristiano lo haría? Pero esto ocurre más comúnmente de lo que nos atreveríamos a aceptar. Cuando ignoramos a quienes nos piden ayuda, le damos la espalda a Dios.Cuando olvidamos de orar porque queda tapado por todas las distracciones de la vida diaria, le damos la espalda a Dios. Cuando no perdonamos, le damos la espalda a Dios. Y podríamos seguir enumerando más situaciones.

Pero Dios nos da la esperanza mostrándonos una solución: Anímense unos a otros todos los días para que su corazón no se vuelva rebelde. Todos los días necesitamos a alguien cerca de nosotros que nos ayude a no alejarnos de Dios.

¿Quién te va a ayudar hoy para evitar que le des la espalda a Dios? Y vos, ¿a quién vas a ayudar?

Gabriela García Feege – Janecki

Hebreos 3,7-19

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print