David entonó este lamento por la muerte de Saúl y de su hijo Jonatán, y ordenó que se le enseñara a la gente de Judá. Este lamento se halla escrito en el Libro del Justo: ¡Oh Israel, herida fue tu gloria en tus montañas! ¡Cómo han caído los valientes!

2 Samuel 1,19

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El homenaje póstumo de David al rey Saúl y a Jonatán su hijo, excelente amigo de David, nos muestra las características de la lealtad cimentada en el honor y la misericordia. Saúl persiguió con saña a David, por celos, por la preferencia de Dios hacia David. Éste perdonó la vida de Saúl en tres ocasiones, y nunca dejó de reconocer en él al rey de Israel, ungido de Dios.

Saúl cometió gravísimos errores, incluyendo el apartarse de Dios y desobedecerlo. Buscó soluciones al margen de la voluntad de Dios, prefiriendo escuchar el consejo de una adivina. Desobedeció a Dios y encontró la derrota y la muerte por su propia mano.

David con errores y caídas, se mantuvo fiel a Dios. Sus loas dirigidas hacia Saúl y Jonatán y los honores militares tributados, son al mismo tiempo un testimonio a su valentía y un lamento por la pérdida de sus vidas, y más aún, el dolor por el oprobio a la gloria de Israel. ¡Oh Israel, herida fue tu gloria en tus montañas! ¡Cómo han caído los valientes! Estribillo trágico que patentiza las consecuencias a conductas apartadas de la obediencia a Dios.

No olvidemos pedir el auxilio de Dios en nuestras tribulaciones y dudas. Él siempre está cerca, a la sola distancia de una oración. Demos nuestra vida obedeciendo su propósito, antes que simplemente “caer como valientes”.

Oswaldo Humberto Cuevas Gaete

2 Samuel 1,17-27

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