En resumen, hermanos, cuando ustedes se reúnan, unos pueden cantar salmos, otros pueden enseñar, o comunicar lo que Dios les haya revelado, o hablar en lenguas extrañas, o interpretarlas. Pero que todo sea para su crecimiento espiritual.

1 Corintios 14,26

En una oportunidad un señor de la comunidad que no participaba de manera regular, ante una invitación que le hicieron comentó que no es necesario ir a la Iglesia para ser un buen cristiano, pero la contestación que recibió de parte de un laico me pareció contundente: “Es cierto, como tampoco es necesario ir a un club para hacer deporte, no es necesario ir al hospital para curarse, ni es necesario ir a la escuela para educarse”.

La Iglesia primitiva había salido del modelo sacerdotal, principalmente de la religión judía y surgieron muchas manifestaciones espontáneas de cómo expresar y vivir esa fe. Ante ello, Pablo intenta poner un poco de orden en dicha comunidad especialmente muy dispuesta a “hablar en lenguas”, pero no intenta imponer nuevamente ese modelo sacerdotal.

Con el crecimiento de la cantidad de creyentes y luego de una sociedad cada vez más compleja vuelve a imponerse un nuevo modelo sacerdotal con el eje en el religioso. Los reformadores y entre ellos Lutero con la idea del “sacerdocio universal de los creyentes” quieren  volver a hacer uno modelo mixto, pero siempre surge la tendencia, a veces alimentada por algún ministro que disfruta de tener “público” a centrarse en lo sacerdotal.

En éste pasaje se muestra una vez más que son importantes los dones de todos puestos al servicio de la Comunidad. Cada uno de ustedes, queridos lectores, tiene dones que es necesario ponerlos al servicio de los demás y hay que tener claro que si Dios puso ese don en ti, es porque lo necesita y te espera.

Que ese Dios de amor te bendiga mucho en este día.

Rubén Mohr

1 Corintios 14,26-40

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