Sermón sobre Mateo 11: 2-11, por Germán López-Cortacans

Apreciados hermanos y hermanas

Hoy en nuestra lectura de la Palabra seguimos con Juan Bautista como figura central del Adviento cristiano. En este pasaje el evangelista completa los rasgos de Juan Bautista como precursor de Jesús, profeta coherente hasta el martirio. Mateo en nuestro relato nos dice que Juan esta encarcelado y que sabe muy bien cual va a ser su destino inmediato: su ejecución. Y es en este contexto de dolor y sufrimiento que el Bautista expresa una duda que no le deja vivir: ¿es Jesús es Mesías? La duda de Juan es profundamente coherente, los poderosos siguen en su poder y las estructuras de injusticia oprimen a los más débiles. La realidad que percibe Juan le interpela a cuestionarse y a poner en duda el mesianismo de Jesús.

Cuando los discípulos de Juan acuden a Jesús para preguntarle si él es el Mesías prometido. Jesús no reprende la actitud dubitativa de Juan, su repuesta es una invitación para que observen los signos de misericordia que él hace: los ciegos recuperan la vista, los enfermos recuperan la dignidad perdida y devuelve la libertad y la vida a los excluidos de la sociedad. Es decir, con Jesús el Reino de Dios se esta haciendo presente, pero no es un reino semejante a los reinos de los poderosos. Es un Reino que subvierte toda lógica humana porque pone en el centro de su acción a los pobres y excluidos.

El relato de esta mañana es profundamente humano, el profeta que invitaba al arrepentimiento a las multitudes esta asumido en la duda. La duda forma parte de nuestra condición humana, ¿cuantas veces hemos vivido momentos en los que los cimientos de nuestra fe se resquebrajan y tenemos la sensación de que un momento a otro entramos en una espiral de sin sentido? Pero la duda, no la duda neurótica de la duda permanente, forma parte de nuestra maduración como creyentes y facilita nuestro crecimiento. Es por ello que Jesús no reprende la actitud dubitativa de Juan porque entiende que el dudar es profundamente humano. Jesús con su respuesta lo que hace es confrontar la duda de Juan con la realidad que sólo se percibe con los ojos de la fe. Es decir, el Reino de Dios ya esta presente aunque no en su total plenitud. Y esta presencia se puede ver en signos de misericordia que transforman realidades de injusticia y opresión.

Germán López-Cortacans

Fuente: predigten.uni-goettingen.de

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