Ya no tiene importancia el ser griego o judío, el estar circuncidado o no estarlo, el ser extranjero, inculto, esclavo o libre, sino que Cristo es todo y está en todos.

Colosenses 3,11

Hoy es el cumpleaños número 27 de mi hijo Joel, y en el momento en que escribo esta lectura, él lleva 3 años viajando de mochilero, empezando hace unos meses su segunda recorrida por Sudamérica. A los pocos meses de viajar, una encantadora Salteña, Mary, se cruzó en su camino y hoy lo recorren juntos. Mary y Joel han sido recibidos en muchos hogares de manera desinteresada y con mucho amor.

Esta situación nos está dejando como familia, enseñanzas insospechadas.

Hace unos años, cuando fallecieron mis padres, heredamos una casa, en la que vivió Joel antes de salir de viaje, y es entonces, cuando la casa quedó vacía, que decidimos no alquilarla, sino equiparla con lo indispensable y ponerla a disposición de la gente viajera. En estos años hemos recibido a mochileros, ciclistas, motociclistas de diferentes edades, nacionalidades, y hasta recibimos a un grupo de ecologistas, donde uno de ellos era medallista olímpico en navegación. Toda la diversidad que se puedan imaginar.

El resultado, es maravilloso. Charlas, mate, comidas, conversaciones de lo más diversas, historias de vida, creencias, en fin, un tesoro invaluable. Y suena la frase tan dicha, pero que cuesta tanto que se instale, “en la diversidad está la riqueza.”

Queridos hermanos, sin duda Jesús siempre quiere lo mejor para nosotros, y créanme que ésta o cualquier otra experiencia de inclusión, tiene un resultado asombroso.

Amado Señor, te pido que abras nuestras mentes y corazones para poder permitirnos recibir tu mensaje, y sentir los agradables efectos de practicarlo. Amén.

Alejandro Faber

Colosenses 3,5-11

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