Escúchenme, ustedes que saben lo que es justo, pueblo que toma en serio mi enseñanza. No teman las injurias de los hombres, no se dejen deprimir por sus insultos, porque perecerán como un vestido apolillado, como lana roída por gusanos. Pero mi victoria será eterna, mi salvación durará por siempre.

Isaías 51,7-8

Isaías alentó a los que seguían las leyes de Dios. Les dio esperanza cuando debían enfrentar humillaciones y ultrajes de la gente a causa de su fe.

Nosotros hoy no debemos temer cuando nos insulten por nuestra fe, ya que Dios está con nosotros, y la verdad prevalecerá. Si hay gente que se nos burla o dejamos de agradarles porque creemos en Dios y trabajamos para su reino, recordemos que no están en nuestra contra en forma personal, sino en contra de Dios.

Que nada nos impida seguir siendo fieles y buscando a Dios, que nada nos distraiga del plan que el Señor tiene para nosotros. Tenemos un destino grande y maravilloso, una misión que cumplir, y nada es más grande que esto. A su tiempo veremos cómo el Señor pone cada cosa en su lugar y nos exaltará con su favor.

Amado Dios, cuando me falten fuerzas fortaléceme.

Cuando tenga dudas aumenta mi fe.

Cuando esté triste consuélame.

Cuando me equivoque guíame.

Cuando te falle perdóname.

Cuando sienta soledad abrázame.

Cuando clame a ti escúchame.

Cuando sienta intranquilidad dame paz.

Cuando busque tu presencia lléname con tu Espíritu Santo.

Gladis Gomer

Isaías 51,1-8

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