Y a este pueblo dirás: “Así ha dicho Jehová: He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino de muerte.”

Jeremías 21,8

Estos textos cuestan mucho leerlos en la Biblia. Jeremías vive en medio de la muerte violenta constante. Necesita entender y predicar la presencia de Dios en medio de tanta muerte. En su fe y en sus palabras la muerte violenta aparece directamente relacionada con la voluntad de Dios. Nos cuesta leer a Jeremías por la crudeza de la realidad que vive y describe.

En nuestros días nos cuesta mucho reconocer y aceptar que la muerte nos rodea todo el tiempo y con una violencia terrible. Nos hemos acostumbrado a la muerte de tal manera que ya no nos llama la atención, nos parece absolutamente normal en el día a día. La mayoría de esas muertes son por causas prevenibles. Es decir, si el Estado funcionara como tiene que funcionar, y la solidaridad cristiana funcionara como tiene que funcionar, y si pusiéramos en práctica una ética mínima necesaria para una convivencia social saludable, no tendríamos ni discriminaciones, ni contaminación, ni enfrentamientos sociales, ni personas abandonadas, ni masacres como las que vivimos en nuestros días con la más absoluta normalidad.

La muerte en la Biblia se refiere a todo aquello que pone en riesgo la vida plena, la vida nueva en el espíritu, la vida de fe que se vive cada día en este mundo en que vivimos, y que conduce a la muerte física. La muerte empieza mucho antes de dejar de respirar, empieza cuando dejamos de vivir. Este es el corazón del evangelio de Jesucristo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” (Juan 10,10)

Jorge Weishein

Jeremías 21,1-14

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