Navidad

Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.

Lucas 2, 19

Invito a que leamos el texto y que hagamos el esfuerzo de sentirnos parte, de estar allí en este momento. Linda noche, pero podemos percibir cierto barullo en esta “noche de paz”: los ángeles anuncian, los pastores dejan sus trabajos y emprenden su viaje de forma apresurada, llegan al lugar del nacimiento y hallan a María, José y Jesús. Al llegar, comentan lo que habían escuchado hablar acerca del niño. Vuelven los pastores glorificando y alabando a Dios por todo lo que escucharon y lo que vieron. ¡Aleluya, nació nuestro Salvador!

Pero en medio a esta alegría gracias a este pequeñito que trajo consigo nuevas esperanzas y ánimo al pueblo, en medio de todo esto, el texto dice que María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón…

Lutero afirma que María es un lindo ejemplo a seguir, en lo que se refiere a su dedicación y humildad. María, en un contexto que rechazaba a las mujeres, fue elegida por Dios: Dios la necesitaba para cumplir su plan divino, necesitaba a una mujer. En medio a la euforia de este acontecimiento, María en su serenidad recibe a Cristo, entendiéndose parte crucial de la historia.

Aunque no estemos allí, este nacimiento todavía trae consigo un barullo semejante: fiestas, luces, música, etc. El deseo es que podamos, a ejemplo de María, guardar todo este acontecimiento, contemplarlo y meditarlo en nuestros corazones. A partir de allí, saber que cada uno/a de nosotros somos importantes en la misión de Dios: Dios nos necesita para que podamos llevar adelante su buena nueva de liberación, a todos sus hijos e hijas.

Jhonatan Schubert Dumke

Salmo 97; Isaías 62,6-12; Tito 3,4-7; Lucas 2,15-20

Agenda Evangélica: Salmo 96,1-3.7-13; Juan 1,1-5.9-14(16-18); Tito 3,4-7; (P) Isaías 52,7-10

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