Jesús le dijo: “¿Cómo que ‘si puedes’? ¡Todo es posible para el que cree!”

Marcos 9,23

Cuando uso los lentes, a veces la gente me dice, Alexis, tus lentes están sucios…, me los saco y efectivamente están muy sucios, pero con el tiempo –descubrí– que me había acostumbrado a ellos, podía realizar las cosas, pero no me daba cuenta de como estaban.

Con el tiempo nuestra relación con Dios va enturbiándose y llegamos a un cansancio desgastador. Para muchos, las navidades pasan a ser –cada año– una más, las pascuas se vuelven rutinarias, y comenzamos a cuestionar todo y nos damos cuenta de que la fe se vuelve cuesta arriba frente a los desafíos modernos, entra a tallar la depresión espiritual.

¿Cómo salir de ella? ¿Cómo vivir, o volver a vivir la fe de manera intensa?

No conocemos al padre del muchacho de la historia, pero posible-mente, era un adorador como muchos otros. Lo único que sabía era que él, un hijo de Dios, tenía en su casa una verdadera cruz así como muchos, ahí vienen los cuestionamientos y preguntas a Dios, del ¿por qué me ha pasado esto a mí?

Es por eso que Jesucristo se nos presenta –a través de su palabra– y nos confronta al decir: “¡Todo es posible para el que cree!”. Y esta es una afirmación potente, donde nos saca de nuestra supuesta seguridad, racionalidad y nos desafía a volver a sorprendernos. Nos desafía a dar pasos de fe y esperanza.

Señor, ayuda a nuestra fe, ayúdanos más allá de lo espectacular que pueda pasar en la vida, que nuestra confianza en ti perdure eternamente hasta que llegue nuestro encuentro contigo. Amén.

Alexis Salgado

Marcos 9,14-24

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